Jorge Azofeifa Castro nació en Orotina en 1949, hijo de Don Antonio Azofeifa Otárola. Su padre le enseñó la nobleza de la vida, y creció junto a su abuela, Doña Lila Otárola, y Doña Ana Espinoza, su madre de crianza.
Desde muy pequeño, la música llamó su atención. En los recreos, las canciones de los Beatles estaban muy de moda, por lo que él y sus amigos conformaron un cuarteto. Utilizaban escobas como micrófonos y cantaban, según ellos, canciones de los Beatles.
Una compañera, Anna León, le comentó al maestro Fernando Cordero que le llamaba la atención la forma en que Jorge cantaba. El maestro Fernando Cordero le escuchó cantar y le invitó a aprenderse el tema "Musmé" del Trigo Mexicano, Los Tecolines. Este mismo tema lo interpretaría, acompañado en el piano por el maestro Fernando Cordero, en la primera graduación del Colegio Agropecuario de Orotina.
A pesar del enorme nerviosismo de su primera presentación, logró arrancar un gran aplauso al público, lo que marcaría su vida para siempre. "Él me acompañó con el piano, yo la canté frente a todos esos muchachos que se estaban graduando en aquel momento y los profesores. Estaba sumamente nervioso, pero la canción gustó", recordaba don Jorge.
Desde entonces, la música no se apartó de la vida de Don Jorge. Participó en las llamadas veladas artísticas de la escuela, interpretando temas del cantante y actor español José Jiménez Fernández, más conocido como Joselito. Tiempo más tarde, logró ser integrante de la querida e histórica Orquesta Melody. También cantó con la Orquesta Álvaro Morales en San José, donde fue compañero de Guillermo Acuña Brenes, mejor conocido en el ámbito artístico como Memo Neyra.
Quizás lo que Don Jorge no esperaba era que el mismo profesor que le eligiera para acompañarle en aquel primer recital de graduación, fuera la misma persona que años después compusiera la canción que inmortalizaría su voz para siempre en el corazón de todos los orotinenses, el tema "Mi Bella Orotina".
Don Jorge se caracterizó por un ferviente amor por Orotina, su amplio compromiso y su indeleble espíritu de colaboración que lo llevaron a trabajar y servir durante toda su vida en diversas organizaciones comunales. Dejó un legado para sus amados nietos, retoños de sus hijos, a quienes les entregó sus últimas fuerzas y sus mejores cantos.
"Realmente, lo que quisiera decir a la juventud es que la vivan abundantemente, que la disfruten, que le den siempre un espacio a Dios. Que aprovechen el tiempo, que estudien, es muy importante formarse, realizar una profesión para el futuro y lógicamente, que nunca ni siquiera les pase por la mente involucrarse con las drogas y todos esos vicios que lo único que les podrían ocasionar son mucho dolor y malestar", aconsejó Don Jorge.
Por ser un gran líder comunal, pero sobre todo un hijo orgulloso que dio su voz a esta tierra de historia, música, frutas y ferrocarril, hoy le recordamos.